miércoles

DOMUND 2010


Queridos hermanos, en esta Jornada Misionera Mundial en la que la mirada del corazón se dilata sobre los inmensos espacios de la misión, sintámonos todos protagonistas del empeño de la Iglesia por anunciar el Evangelio. El impulso misionero ha sido siempre un signo de vitalidad para nuestras Iglesias y su cooperación es testimonio singular de unidad, de fraternidad y de solidaridad, que nos hace anunciadores creíbles del Amor que nos salva. BENEDICTO XVI